La física cuántica y el pensamiento chino
Jesús Castillo Abascal
Cuando queremos preguntar a alguien cómo es China y cómo piensan los chinos, destaca en la inmensa mayoría de las respuestas un sentimiento de incomprensión tanto sobre el país, su gente y su pensamiento, como por todo el mundo chino en general. Observadores e intelectuales han debatido cómo entender esta cultura milenaria pero en todos los casos existen profundas opiniones y divergencias sobre casi todos los aspectos de su pensamiento, actitud y cultura.
En la mayoría de los casos esta incomprensión es atribuida a una psicología diferente o a un gran distanciamiento cultural, incluso histórico. Muchas personas nos explican que China es otro mundo o que está en otro universo. Verdaderamente ninguna de estas versiones nos llega a convencer, y al final las explicaciones sobre China se pueden parecer más a esa historia tan conocida de los ciegos describiendo cómo son los elefantes:
- Erase un grupo de hombres ciegos que tocan el cuerpo de un elefante para, a través del tacto, poder ver como es. Cada uno de ellos toca una parte distinta, pero solo una parte, bien un costado o su trompa. Luego, ellos comparan sus observaciones y se dan cuenta que no coinciden en nada.
Esta historia, se utiliza con frecuencia para ilustrar la incapacidad del hombre para conocer la realidad o para llegar a aprehenderla en su totalidad. En distintos momentos también se ha usado este ejemplo para expresar la relatividad o la naturaleza inaprensible de la verdad.
La experiencia de estos ciegos nos trae a colación las dificultades de comprender o de aprehender una realidad cuando hay un déficit de información, o cuando se enfrentan puntos de vista diferentes, todo ello para acentuar la importancia de la comunicación e interacción y éste es precisamente el déficit que tenemos con China.
En muchas ocasiones, esta incomprensión viene dada por las múltiples contradicciones y paradojas que hayamos en la cultura y pensamiento chinos. Pongamos por ejemplo la palabra
“contradicción”: “Mao Dun” (矛盾), compuesta por dos conceptos opuestos: ´Mao´ 矛– que significa ´Lanza´- y ´Dun´ 盾– ´Escudo´.
Es muy conocida la leyenda de un vendedor de lanzas y escudos que alardea en un mercado de vender las mejores mercancías del reino: “mis lanzas son las mejores y mejor afiladas que ustedes puedan encontrar, no hay nada igual que se les resista”. Muchos curiosos se detenían en su puesto para observar sus lanzas. Al cabo de un rato, el vendedor volvía a pregonar: “mis escudos son los mejores, tan robustos como una fortaleza. Defensa segura, no hay nada que los pueda perforar.”
Uno de los curiosos se echó a reír y retó al vendedor con la siguiente pregunta: “¿qué sucedería si cogiera usted sus lanzas para atacar a su escudo?”. Entonces, el vendedor no supo qué responder.
Algo parecido me ocurrió cuando un buen amigo, abogado de origen chino, me hizo ver a través de esta leyenda las dificultades que se tienen en China a la hora de interpretar y aplicar la legislación, ya que con frecuencia una afirmación puede ser verdad y lo contrario a la vez.
No supe qué responderle, me quedé: "lost in translation" .
Al hilo de esta reflexión, recordé las clases de filosofía y de ciencias en el bachillerato, cuando los profesores explicaban las teorías deterministas, la relación causa y efecto, Aristóteles y Newton, todo para concluir que según la lógica deductiva dos contrarios nunca pueden terminar siendo verdadero y falso al mismo tiempo; es decir, se excluyen.
Y volviendo al "lost in translation", aquellos que hayan vivido en China o hayan tenido contacto con el país, entenderán bien esta afirmación: la reflexión en China sigue patrones o pautas muy diferentes al pensamiento occidental de Aristóteles o Newton, en la que, frente al determinismo y verdades incontestables, no hay verdades absolutas. Todo es relativo, no hay nada preciso ni determinado pues el cambio es constante y por eso los opuestos pueden coexistir y se complementan ( Yin/ Yang –阴/ 阳)
De hecho, muchos de los escritos de los grandes pensadores y filósofos chinos versan sobre la relatividad de las cosas. Valga de ejemplo ese gran maestro del siglo XVII, Wang Fuzhi
(王夫之) :“ Afirmar que los espíritus existen es apoyar la superstición, como hacen los pueblos sin educación ni cultura. Pero negar categóricamente que no existen es destruir los cultos y tradiciones”.
Esta reflexión me ayudó también a comprender muchos de los aspectos y características de la lengua china, como por ejemplo la ausencia de la afirmación “SI” y de la negación “NO.” Son dos adverbios precisos, concretos y determinantes y por eso inexistentes en esa lengua.
Comprendí también la utilización casi constante de la expresión “más o menos”: cha bu duo ( 差不多) . Algunos vocablos ambivalentes como la partícula “er” ( 而), que en la misma frase hace la función de conjunción y preposición al mismo tiempo, etc.
De alguna manera, esta ambigüedad innata al pensamiento chino se aproxima a las teorías de la física cuántica. Las teorías de la cuántica moderna han revolucionado todos los aspectos de la vida humana y nuestra sociedad. Son también la base tecnológica que está cambiando el sector industrial directa o indirectamente. Su influencia se extiende más allá de la tecnología de los nuevos procesadores de Intel o de los satélites cuánticos, ha llegado a cambiar incluso conceptos esenciales en nuestro pensamiento como el método de reflexión y experimentación.
Estos cambios introducidos por la física cuántica han sido debatidos en las últimas décadas tanto por filósofos como por científicos, y se está viendo que siguen el mismo patrón de pensamiento que el budismo y taoísmo, y por extensión del pensamiento chino. Es más, la física de hoy en día ya no se expresa en términos absolutos y deterministas sino en términos de probabilidades. Esto nos lleva a replantear las nociones que teníamos acerca del universo, a constatar lo limitado de nuestras ideas, y a proponer una profunda revisión de las nociones de tiempo, espacio y materia; pues en nuestro universo cuántico una realidad puede ser y no ser al mismo tiempo o como diría Albert Einstein “Quien intenta comprender la cuántica de una manera lógica y racional se sorprenderá pues, su radio de acción, supera lo abstracto y lo aleja del terreno de las ideas”.
Este nuevo escenario es verdaderamente apasionante, y me atrevo a decir que en un futuro muy cercano gracias al relativismo que introduce las teorías cuánticas estaremos mejor preparados para comprender e identificar las diferencias y similitudes entre estas dos grandes estructuras de pensamiento de China y Occidente y afrontar con naturalidad situaciones que ahora nos parecen muy lejanas y nos hacen sentir "lost in translation".
Como decía el gran científico y premio Nobel de física Niel Bohr: “el universo empieza a aparecerse más a un gran pensamiento que a una gran máquina y si no le deja a uno perplejo es que no ha entendido nada”.
Jesús Castillo Abascal estudió chino en la Universidad de Ginebra y en la Universidad de Lengua y Cultura de Pekín. Fue intérprete /traductor de la Embajada de España en China. Máster de Comercio Exterior .Trabajó en la Oficina Económica y Comercial de España en Pekín como Analista de Mercado. Apasionado de las energías renovables, estuvo desarrollando proyectos por todas las provincias chinas para la empresa privada. Conoce bien la realidad del país donde ha vivido durante más de treinta años.